Sobre un corredor cantábrico de IA

💡 Europa da un pequeño paso más en su carrera por la inteligencia artificial. Galicia acogerá una de las seis nuevas “gigafactorías” de IA impulsadas por la Unión Europea, con una inversión de 82 millones de euros, buscando posicionar al continente como referente mundial en el ámbito “One Health”, que integra salud humana, animal y medioambiental.

La elección tiene su sentido. Galicia ha sabido moverse con visión: allí se encuentran la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA) y el Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA), dos instituciones que han convertido a la comunidad en un nodo potencialmente relevante dentro de la estrategia digital europea. Con esta nueva instalación, España pasará a ser uno de los tres países de la UE —junto a Alemania y Polonia— con dos superfábricas de IA.

Pero el verdadero desafío está por venir. Crear ecosistemas de innovación sólidos exige mucho más que inversión pública. Según el Global Innovation Index 2025 de la OMPI, España solo cuenta con dos polos de innovación entre los 100 primeros del mundo (Madrid y Barcelona). La infraestructura existe, pero no basta, y faltan incentivos para que las empresas inviertan, una mayor proyección de las universidades en I+D, y una transferencia efectiva de conocimiento hacia la economía productiva.

Y es que el tamaño importa. Un ejemplo: Galicia cuenta con dos universidades en el ranking Shanghái que destacan las mil mejores universidades del mundo, una base apreciable pero insuficiente para sostener un polo tecnológico global; pero si ampliamos la mirada al arco cantábrico —Asturias, País Vasco, Cantabria y Navarra—, la cifra asciende a seis universidades entre las líderes, lo que demuestra que el potencial existe, pero está disperso.

¿Tiene sentido pensar en un Corredor Cantábrico de Inteligencia Artificial? Un espacio de cooperación que sume capacidades complementarias: supercomputación y biotecnología en Galicia, industria avanzada en Asturias, energía y robótica en el País Vasco, biomedicina y transferencia tecnológica en Navarra… Solo uniendo talento, infraestructuras y tejido empresarial el norte de España puede generar un clúster atlántico competitivo, capaz de atraer inversión y competir al nivel de los superclústers nórdicos, donde la cooperación interregional es la base del éxito.

La apuesta europea por la inteligencia artificial es necesaria, y Galicia junto con el resto de regiones del cantábrico puede desempeñar un papel clave. Pero para que esta gigafactoría no quede en un gesto simbólico, hará falta mucha más ambición en tiempos e inversiones para traducir ciencia en industria, talento en empleo y datos en valor económico real. Lo importante empieza ahora: pasar del titular a la transformación. #digitalEconomyRocks

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