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Entrada sobre recursos adicionales para aprender un poco más

No escuches a tu cliente. Obsérvalo

Decía Henry Ford que si hubiera preguntado a sus clientes qué es lo que necesitaban, le hubieran respondido que un caballo más rápido. Y es que los clientes no siempre tienen razón, o al menos lo que expresan con sus propias palabras.

Desengañémonos. No somos tan racionales como creemos, y nuestras opiniones y decisiones se encuentran altamente influenciadas por nuestro contexto y un sinfín de sesgos e ideas preconcebidas que nos hace necesario, cuanto menos, analizar las opiniones de los consumidores con precaución antes de aplicarlas en la mejora de nuestros procesos internos o de lanzar nuevos productos al mercado.

En mi opinión, nuestra manera de actuar dice mucho más que nuestras propias palabras, y creo que si nos fijáramos en otros detalles más allá de la propia voz del cliente podríamos extraer más valor de nuestra relación con ellos: un gesto vale más que mil palabras.

Y sin lugar a dudas, este conocimiento resultará clave a la hora de diseñar la experiencia de cliente a través de nuevos procesos comerciales o el lanzamiento de productos al mercado. Pequeños cambios en el contexto podrán producir grandes modificaciones en el comportamiento. Por suerte, nuevos estudios y tecnologías digitales están profundizando sobre esta apasionante materia.

La economía conductual, o «behavioral economics».

El ser humano es complejo por naturaleza, encontrándose repleto de sesgos y procesos cognitivos que determinan los procesos de su toma de decisión. Por ejemplo, las decisiones de compra que tomamos cada día en el supermercado del barrio o a la hora de contratar un seguro no obedecen únicamente a criterios racionales, sino que también entran en juego variables psicológicas que las desvían de un comportamiento económico racional.

Richard Thaler -actual Premio Nobel de Economía- recibió su galardón por su contribución a la economía del comportamiento, o dicho de otra manera, la incorporación de la psicología a la ciencias económicas. Y ejemplos de este paradigma no faltan en nuestro día a día. Bienvenidos a la era del Homo Economicus:
  • Tienes la oportunidad de ganar un dinero extra y para ello debes elegir una de las siguientes opciones. La primera alternativa es ganar 100€ ahora mismo. La segunda es jugártela al 50%: o bien ganas 200€ o te quedas sin nada. ¿Qué escogerías?
  • Te encuentras en un brete y debes tomar una decisión para saldar una deuda acechante. La primera opción es pagar 100€ en este mismo instante.  La segunda es jugártela al 50%: o bien pagas 200€ o te la perdonan y no pagas ni un euro. ¿Por qué alternativa te decantarías?

En este tipo de experimentos no existen respuestas buenas y malas, pero sí se puede constatar que los individuos observados en condiciones de incertidumbre tienden a evitar el riesgo cuando se está en condiciones de ganancia (más vale pájaro en mano que ciento volando); y sin embargo son buscadores de riesgo cuando se está en condiciones de pérdida.

Y en esta línea, entender el contexto de nuestros clientes y cómo perciben nuestra propuesta de valor (qué precio es el más adecuado para ese segmento; cuál es la creatividad publicitaria que captará mejor la atención; qué diseño UX maximizará la conversión de compra en nuestra app móvil…) será capital para la sostenibilidad de nuestro modelo de negocio en un contexto digital tan voraz y competitivo como el actual.

 

Una ciencia con aplicaciones prácticas en el mundo empresarial.
La economía conductual o «behavioral economics» está madurando rápidamente, y ya existen aplicaciones directas en las finanzas o el comercio minorista, así como en la experiencia de usuario, el marketing y en muchas más dimensiones comerciales de nuestras marcas y productos:

  • En la gran banca, BBVA Asset Management ya lo aplica para objetivar, en la medida de lo posible, las decisiones de inversión en la construcción de carteras. ¿Más renta fija o variable? ¿Es suficiente el test MIFID para entender la arquitectura de decisión de los clientes y su aversión al riesgo?
  • En el ámbito asegurador, estudios de mis excompañeros de Accenture Strategy hablan de oportunidades de crecimiento de hasta un 8% de cuota de mercado ($12B en ingresos y $0.5B en ganancias anuales para toda la industria) gracias a la combinación de estos paradigmas económicos y las adecuadas tecnologías digitales.

La oportunidad promete, no lo vamos a negar, aunque es necesario seguir profundizando para entender mejor las arquitecturas de decisión de nuestros clientes, sus expectativas, preferencias y aversiones, y así acercarnos al Santo Grial del B2C y la fidelización de un consumidor cada vez más exigente, informado y digital.

Creemos una realidad trazable para mejorar nuestras compañías, en donde los datos del contexto de los clientes y sus comportamientos estén debidamente registrados. Los límites los pondrá el mercado, nuestra ética digital, y el nuevo reglamento general de protección de datos.

La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo.
¿Te imaginas cómo los bancos están optimizando sus fondos de inversión, en base a los sesgos cognitivos y patrones de comportamiento de sus clientes? ¿Y cómo están haciendo análisis de riesgos alternativos, no tanto por lo que dicen los potenciales clientes sino por lo que hacen?

El ecosistema fintech avanza con fuerza, y startups como la nigeriana Mines comienzan a hacer ruido en el mercado. ¿Qué mejor manera de entender el patrón de comportamiento de un potencial cliente de un crédito al consumo, que observar el uso de su teléfono móvil?

Si en sociedades poco bancarizadas y con recursos mermados, la creatividad afina el ingenio, ¿qué no pasará en las nuestras? ¿Qué expectativas, miedos o temores podría tener tu cliente con respecto a tu próxima idea? ¿Qué oportunidades de negocio nos traerá la intersección de la observación digital, la economía conductual y el análisis masivo de datos?

Ya lo sabes: no escuches a tu cliente; obsérvalo.

¿Qué robot te sustituirá en el futuro?

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“En un mundo de coches que se conducen solos, algoritmos que predicen el futuro y agentes personales como Siri, ya sabemos que la inteligencia artificial cada día se está volviendo más inteligente. Pero aunque todos esos pequeños e ingeniosos dispositivos podrían hacernos la vida más sencilla, también resultarán una buena manera de convertir prestigiosas profesiones en algo obsoleto. ¿Te imaginas un mundo sin empleos?”

Así comienza Rise of the Robots: Technology and the Threat of a Jobless Future, un libro escrito por Martin Ford que llegó a mis manos hace unas semanas a través de un buen amigo, y que recientemente ha sido catalogado como libro de negocios del año por Financial Times y McKinsey. Sin duda, una lectura muy recomendable para estas Navidades, que aparte de ayudarte a reflexionar sobre oportunidades concretas que una nueva generación de tecnologías digitales generarán en las empresas, te hará reflexionar sobre el modelo de sociedad en la que paulatinamente nos estamos embarcando.

Una nueva ola de automatización

Si el siglo XIX supuso la automatización industrial y el XX la automatización de la información, autores como Ford consideran que durante el siglo XXI tendrá lugar la automatización de la sociedad. Y, sin lugar a dudas, esto generará muchas inquietudes y debate al respecto (anticipando este riesgo, el subtítulo del libro en el Reino Unido es “the threat of mass unemployment”).

Thomas Frey, analista tecnológico de renombre, incluso llega a pronosticar que más de un 50% de las profesiones actuales desaparecerán en menos de 15 años. Unos cálculos rápidos nos indican que, en caso de ser cierto, el 65% de los niños que accedan a la escuela primaria este mismo año ejercerían empleos que todavía no existen.

Una ola diferente a las anteriores

El discurso tradicional siempre nos ha hablado sobre cómo nuevas innovaciones han eliminado y eliminarán profesiones del pasado, pero crearían nuevas oportunidades laborales. No para Martin Ford.

Mientras que el desarrollo de la tecnología continúa acelerándose y las máquinas comienzan a cuidar de sí mismas, el autor argumenta cómo en el futuro serán necesarias menos personas para realizar las mismas -y nuevas- tareas, y por lo tanto, menos puestos de trabajo.

Una nueva generación de tecnologías disruptivas

En la actualidad, la inteligencia artificial está alcanzando el potencial necesario para convertir “buenos empleos” en algo obsoleto. Abogados, periodistas, financieros, e incluso programadores informáticos, estarían a punto de poder ser sustituidos por robots y software inteligente. Y siguiendo esta nueva línea evolutiva en la sociedad, trabajos de “cuello blanco y azul” se evaporarían, teniendo unos temibles efectos en la clase media y trabajadora.

Impacto en la sociedad tal y como la conocemos

Al mismo tiempo, los hogares -ya expuestos a grandes presiones económicas- verían reducidas sus capacidades de ingresos actuales, pero por contra se beneficiarían de la automatización digital de sectores clave tan cercanos como la sanidad y la educación, hasta ahora no transformadas en ninguno de sus componentes:

  • ¿Qué te imaginarías más fácil de automatizar en el futuro: un médico o una enfermera? Todo el conocimiento y criterio médico del mundo en un clic, versus la atención cercana y personal a un paciente.
  • ¿Crees que el modelo educativo y pedagógico actual es sostenible en el tiempo, y puede mantenerse a espaldas de la revolución digital?

El resultado podría ser un desempleo masivo y una mayor desigualdad; o por contra una mejor sociedad en donde sus personas se beneficien de los avances tecnológicos y disfruten de una mayor calidad de vida. Ford va un paso más allá y, en paralelo a su visión de un mundo sin empleos, sugiere una prestación universal garantizada a todos los habitantes para mantener el estado de bienestar. Tema de calado y profunda discusión.

 

En resumen, Rise of the Robots es una lectura muy recomendable para toda aquella persona que quiera entender qué implicaciones tendrá la aceleración tecnológica que estamos comenzando a observar, así como sus implicaciones económicas en nuestros hijos, familias, y por qué no decirlo, la sociedad.

¿Cuáles serán las profesiones del futuro? ¿Y cuántas serán realmente accesibles? ¿Quienes las obtendrán? Solo el tiempo nos dará la respuesta.

Sobre la gamificación – For the Win

gamificacion

Everything in the future online is going to look like a multiplayer game.
— Google chairman Eric Schmidt

Hace poco pude terminar de leer “For the Win (How Game Thinking Can Revolutionize Your Business) de Kevin Werbach y Dan Hunter, que tenía pendiente desde que participé en su MOOC de Coursera, y la verdad es que me ha parecido bastante interesante. Sin lugar a dudas, creo que será un tema que dará “mucho juego” durante los próximos años.

Y es que si ya cuesta explicar algunas tendencias novedosas que van surgiendo a lo largo de los años, en algunos casos como este el concepto va acompañado de un palabro de lo más peculiar. “Gamification” que dicen en inglés, en actual búsqueda de buena traducción al idioma de Cervantes (ludificación, gamificación…). A ello me aventuro.

Qué podríamos entender por gamificación

Un empleado en un centro de atención telefónica cansado de realizar tareas rutinarias día tras día; una comunidad de usuarios cabreada con su compañía de móviles por la mala interlocución a la hora de resolver una incidencia; una empresa de telecomunicaciones con importantes costes por la correspondencia postal con sus abonados…

¿Crees que se podría ayudar en alguno de estos casos a través de técnicas que hasta ahora sólo se habían reservado para los juegos? Espera un segundo, antes de responder echa un vistazo a este video:

La diversión puede ayudar a mejorar determinados comportamientos, y qué mejor manera de divertirse que a través de los juegos. Independientemente del sector en donde te encuentres, existen técnicas derivadas de los juegos que podrían ayudarte a captar, motivar y fidelizar a tus empleados y clientes:

  • ¿Qué pasaría si los agentes telefónicos compitieran por ser los primeros en un ranking público para toda la empresa, ganando puntos por cada llamada con un cliente satisfecho por el servicio recibido?
  • ¿Y si la propia comunidad de usuarios se ayudara entre ellos mismos, respondiendo a las consultas rápidamente, logrando así insignias virtuales en sus perfiles que les calificaran como usuarios maestros?
  • ¿Serviría de algo apelar al respeto por el medioambiente y al planeta cuando se pidiera eliminar la correspondencia en papel, informando al cliente del número de árboles ahorrados y de su contribución para un futuro mejor?

Las reglas de la motivación

El poder de la motivación es asombroso, y esa es la clave de la ludificación. Y creo que cada uno de las reflexiones que se hagan en este sentido tendrá más éxito a medida que las personas implicadas se encuentren más o menos motivadas.

Desde un punto de vista interno (motivación intrínseca), contemplando incentivos personales inherentes a nuestra propia persona, que son los más comunes. Por ejemplo, “responderé a esta llamada más amable porque si este cliente me valora bien conseguiré los cinco puntos que me faltan para aparecer como mejor agente telefónico en la intranet del trabajo”

Desde un punto de vista externa (motivación extrínseca), contemplando motivos que impulsan a la acción externos al individuo y ayudan a cambiar realmente el patrón de comportamiento, resultando los más efectivos. Por ejemplo, “mañana llamaré para que no me envíen más correspondencia en papel y sea siempre por Internet, salvando algunos árboles de la tala y ayudando a mejorar el planeta”

Los elementos del juego

A estas alturas de la película, seguro que ya habrás imaginado unos cuantos ejemplos –extraídos de algún juego tradicional o de otros más modernos– que podrían aplicarse a otros entornos en la línea comentada. Avatares virtuales en la empresa, desbloqueos de niveles por logros en la educación, o equipos virtuales son algunos de ellos, con experiencias reales ya realizadas y resultados interesantes a analizar.

Pero en este caso, Werbach y Hunter destacan tres muy concretos: Puntos, Insignias y Tablas de clasificación (PBL en inglés). Elementos que estamos muy acostumbrados a ver hoy en día, pero que implantados en entornos empresariales a través de metodologías como las propuestas por los autores bajo el título «Gamification Design Framework» podrían resultar más potentes de lo que nos imaginamos.

En definitiva, técnicas y estrategias que como ya hemos visto en algunos ejemplos, pueden llegar a ser los vehículos adecuados para que estudiantes, empleados o clientes encuentre factores de motivación adicionales y adopten nuevos comportamientos. Esto es gamificación. ¿Jugamos?

Una educación digital 3.0

Educacion

Decir que la Educación es uno de los pilares fundamentales en el desarrollo de la sociedad podría resultar una obviedad para muchas personas, pero entendiendo la situación actual en la que nos encontramos y los retos digitales que acechan en el corto plazo, creo que alguna reflexión al respecto merece la pena.

Vivimos tiempos de cambio. Cada año que pasa nuevas tecnologías se instalan en nuestras vidas, y con ellas nuevas necesidades en las empresas para entenderlas, desarrollarlas y gestionarlas de la manera más adecuada posible.

¿Qué cambios deberían aplicarse sobre la Educación para adaptarse a las necesidades sociales, económicas y tecnológicas del siglo XXI? ¿Qué papel jugarán los profesores y los propios estudiantes en esta empresa? Aunque personalmente no me aventuraré a responder a estas preguntas, sí me atrevo a confirmar que algo tendremos que mojarnos si queremos estar bien posicionados en un futuro cercano.

¿Cómo nos encontramos hoy en día?

Que la situación actual –exceptuando el rara avis que resulta la escuela de negocios española– es mejorable creo que está fuera de duda alguna, aunque en mi ánimo no está el realizar un repaso catastrofista de las estadísticas internacionales. Por otro lado, si hablamos sobre el mundo de la empresa y las universidades corporativas, es difícil encontrar ejemplos de éxito que se alejen de escenarios a mínimos repletos de coloridos Power Points.

Pero como se suele decir, esto ya está descontado. Lo importante es mirar hacia adelante y entender cómo estamos viviendo un doble punto de inflexión, en donde podremos encontrar las respuestas al qué y cómo enseñar en la nueva era digital en la que nos estamos adentrando.

¿Qué enseñar en una nueva era digital?

La guerra por el talento digital ha comenzado. Y ya estemos hablando de escuelas secundarias o de universidades corporativas, la reflexión está encima de la mesa. ¿Qué podría aportar el enseñar programación a los niños en los colegios, como defiende el propio Obama? ¿Cómo podríamos inculcar un mayor espíritu de intraemprendimiento a nuestros estudiantes universitarios? ¿Qué otras capacidades aparte del análisis estadístico o del manejo de las redes sociales requerirán los profesionales de las empresas del siglo XXI? En mi opinión, la brecha entre los conocimientos actuales y las capacidades digitales requeridas en el futuro ya es una realidad, y el solventarlo será un tema capital –si no ya mismo– en pocos años.

¿Cómo enseñar en una nueva era digital?

Las posibilidades que brindará la transformación digital en el ámbito educativo serán impactantes. Podríamos hablar de contenidos multimedia, personalizados o gamificados; de canales móviles, realidades aumentadas o pizarras electrónicas. Pero sin duda, una de las tendencias actuales más prometedoras son los cursos masivos online (MOOCs).

Plataformas como Coursera o Udacity ya ofrecen catálogos de cursos gratuitos de calidad, y dejan entrever el potencial de este tipo de iniciativas. Ahora bien, ¿cómo gestionarán los centros educativos la internacionalización, y en concreto los españoles con uno de los idiomas más globales como activo? ¿Qué impacto tendrán nuevos paradigmas como la economía colaborativa y la formación peer-to-peer entre individuos? ¿Cómo podrán monetizar su conocimiento los centros privados y las personas que tengan algo que enseñar y quieran hacerlo?

 

Una gran ola de cambio digital se acerca a toda velocidad, y en nosotros está el sufrirla como un verdadero tsunami que arrase nuestra realidad profesional, o una oportunidad para tomarla y alcanzar el éxito. ¿Surfeamos juntos?

Surfing a digital wave, or drowning?

El lechero en bicicleta

lecheroBicicleta

Villalomas es un pequeño pueblo con un animado mercado al que cada día acuden todos los vecinos. Allí, el vendedor que grita más alto y más fuerte es el que más vende. Hasta que un día llegan a la localidad unos extraños artilugios de metal, llamados «bicicletas», que cambiarán para siempre la vida de los habitantes del pueblo y que, sobre todo, alterarán por completo la rutina en el mercado.

Así comienza El lechero en bicicleta, un libro escrito por Franc Carreras y Jenny Jobring que llegó a mis manos hace unas semanas a través de varias recomendaciones en las redes sociales. Y tengo que decir que, aunque me esperaba un texto con un enfoque más práctico en alguno de sus capítulos, es una lectura fresca y recomendable.

Como dice la entradilla, la acción se centra en una pequeña comunidad con un mercado como verdadero corazón económico y social diario. Y es ahí donde nuestro amigo el lechero, lejos de replicar técnicas de otros tenderos o de gritar más fuerte sus ofertas, demostrará una gran actitud observando y buscando nuevas oportunidades.

En el caso de la fábula que nos ocupa, la oportunidad se materializa en forma de bicicleta. Gracias al nuevo descubrimiento, el comerciante no solo se acercará a sus clientes físicamente, sino que llegará a a conocerles mejor y les ofrecerá un servicio de mayor valor en la misma puerta de sus casas. Durante el viaje, el protagonista vivirá unas cuantas anécdotas pedaleando contra las opiniones de tenderos y resto de viandantes, valedores de antiguos statu quo como el de “el mercado de toda la vida”.

Desde mi punto de vista, El lechero en bicicleta es un libro sobre cómo debemos contar con la actitud necesaria para alejarnos de las ideas preconcebidas y ser receptivos al cambio. Desaprender, que es una palabra que está muy de moda. Lamentablemente, todos tenemos antiguos statu quo grabados a fuego en nuestra mente que, lejos de ayudarnos, limitan nuestra capacidad creativa para identificar nuestras propias bicicletas.

Y es que ya sea para adaptar nuestro trabajo diario a los nuevos entornos que vayan llegando, o simplemente para adecuarnos nosotros mismos al futuro estudiando y dotándonos de las nuevas capacidades necesarias, pienso que esta actitud receptiva al cambio es fundamental. Como dijo Eduardo Galeano, «al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos».

Todo estará conectado

InternetDelFuturo

Hace más de veinte años un inquieto investigador de Xerox PARC llamado Mark Weiser escribió un artículo titulado “The Computer for the 21st Century, en donde sin ser plenamente consciente de ello, estableció lo que considero son las bases de un nuevo paradigma de computación. Un nuevo paradigma en donde, como él mismo declaró:

«The most profound technologies are those that disappear. They weave themselves into the fabric of everyday life until they are indistinguishable from it.»

Pero muchas cosas han cambiado desde entonces. Lo que en septiembre de 1991 no eran más que conceptos e ideas alrededor de un folio en blanco, hoy en día comienzan a concretarse y a esbozar los beneficios que conllevará la transformación digital de nuestras empresas durante los próximos años.  Grandes oportunidades, sin duda, pero en muchos casos sustentadas sobre las jergas de moda, como los manidos «bigData«, «m2m» o  «ciudades inteligentes«, con poca rigurosidad.

Y es precisamente por ello por lo que nace esta página de opinión. Un blog con el objetivo de analizar las novedades de la #transformaciónDigital en todas sus vertientes, intentando cubrir desde los nuevos modelos de negocio hasta las tecnologías que los harán realidad. Enfoques que, por otro lado, durante el futuro cercano me servirán para desarrollar mi tesis doctoral: el análisis de los Beneficios de un ecosistema electrónico basado en la inteligencia ambiental para una nueva economía y sociedad digital, explorando las aplicaciones prácticas de las ciudades inteligentes y la computación ubicua en el emergente campo del comercio electrónico silencioso.

Es un auténtico placer comenzar esta aventura, a través de la cual espero conocer nuevas e interesantes personas, negocios y tecnologías; porque estoy convencido de que en un futuro no muy lejano, todo estará conectado.